Incendios por rayo. Prevención y posibilidades de actuación.


En España los incendios se clasifican atendiendo a la causa que los produjeron de la siguiente manera: Incendios causados por rayo, negligencias, intencionados, desconocido y reproducción. Para la década 2001 – 2010 en la totalidad del territorio español la causa más importante, tanto en número de siniestros como en superficie forestal quemada, es la Intencionada con un 54,73% y un 59,47% respectivamente, siendo la causa rayo responsable del 4,39% de los siniestros y un 7,32% de la superficie forestal quemada tan solo.


Nota: Artículo redactado por Javier Pérez-Olivares y Pérez-Guzmán (@JaviPOlivares)

¿Por qué ocuparnos entonces de esta causa que parece de relativa escasa importancia? Si vemos a escala nacional el dato puede parecer así, pero si nos centramos en ciertas áreas de la geografía española observamos que la situación cambia totalmente. Para la zona mediterránea o para las comunidades interiores el número de siniestros por esta causa se dobla, y si afinamos aún más y nos vamos a provincias como Teruel y Cuenca, los rayos son causa de cerca del 25% de los siniestros, quemando más del 21% de la superficie forestal que arde cada año en ellas.


Centrandonos en la provincia de Cuenca, es interesante destacar un aspecto al comparar las causas Rayo e Intencionado. Aunque en número de siniestros la cifra de incenios por Rayo es un 9% superior a la de Intencionados, tan solo supone un 3 % más de superficie quemada. Este dato saca a relucir que los incendios por causas naturales tienen un comportamiento menos intenso en los primeros momentos, y existe una red eficaz de vigilancia y respuesta en la provincia que permite atajar esos siniestros en los primeros momentos comparativamente con los incendios Intencionados, donde es más que posible que se prenda fuego en momentos donde las condiciones sean más adversas y provoquen fuegos de mayor intensidad en menor tiempo.

Figura 1: Distribución de las causas de los incendios forestales en la provincia de Cuenca.









































Prevención. Referida a la propagación, no a la ocurrencia. El fenómeno rayo, es decir la descarga que se produce entre una nube y la tierra durante una tormenta eléctrica, resulta difícil de pronosticar donde va a suceder con exactitud, sin embargo, podemos considerar que resulta más fácil de acotar un área de ocurrencia o un periodo de tiempo en el que se puede dar, ya que si podemos predecir con mayor o menor exactitud la formación de tormentas hoy en día y observar su evolución mediante los radares meteorológicos, algo que no podemos hacer frente a otro tipo de ocurrencias de incendio como pueden ser las causas intencionadas o los accidentes de una manera fácil e intuitiva.

Actualmente contamos con modernos sistemas que recogen la localización exacta de la caída de un rayo con muy poco nivel de error, ofreciéndonos la posibilidad de localizar con precisión el punto de inicio de un incendio incipiente ante la alarma de un humo.

Por tanto tenemos las herramientas para evitar la propagación de este tipo de siniestros y que lleguen a formar incendios de grandes dimensiones. Entre estas herramientas, será básico que en nuestra área de gestión tengamos una red de vigilancia adecuada que nos posibilite detectar un humo lo más rápido posible. Hoy gracias a la telefonía móvil, casi sin querer, los propios ciudadanos se han transformado en verdaderas “patrullas móviles”, no hay más que ver cómo han aumentado los avisos de incendio al 112 y las llamadas de particulares en la última década que suponen más del 50% de los avisos de incendio.

Figura 2: Fuente de detección de incendios forestales en la provincia de Cuenca.

También es muy importante contar con un programa de actuaciones selvícolas para fragmentar el combustible de manera adecuada, evitaremos así grandes masas continuas de vegetación que no ofrezcan nada de resistencia al avance de un fuego. Estas actuaciones tendremos que programarlas con mayor intensidad en aquellas zonas que detectemos que tengan una mayor incidencia de caída de rayos o de generación de incendios por los mismos. Muy a tener en cuenta será el fomento de la actividad ganadera en estas zonas, ya se ha demostrado la gran utilidad que tiene el uso del ganado para pastar áreas y fajas cortafuegos, ayudándonos a mantenerlas limpias y con cargas de combustible bajas, consiguiendo esa fragmentación del combustible que mencionaba antes y disminuyendo los costes de dicho mantenimiento.



El fuego es un factor de cambio de la naturaleza que durante miles de años ha moldeado la estructura y la vegetación de nuestros montes y, como demuestran las estadísticas, los incendios por rayo, en sus primeros momentos tienden a “correr” menos, sobre todo, si las condiciones que se dan en el momento en que se genera el incendio resultan favorables. Sin ir más lejos este año, con una primavera extremadamente lluviosa que ha provocado que la humedad de los combustibles en verano fuera más alta de lo habitual nos ha ocasionado que con una incidencia de siniestros de incendio similar a la del 2012, tan solo hayan provocado un 3,75% de la superficie forestal total quemada para Cuenca.


No hay que dejar arder cualquier incendio que se inicie por un rayo en nuestros montes, pero sí se estima oportuno que los gestores de estas emergencias deberían hacerse esta reflexión en los primeros momentos de un incendio de estas características.
¿Qué condiciones meteorológicas he tenido, tengo y voy a tener los próximos tres o cuatro días?
¿Que potencial tiene el incendio?
¿Que está quemando o qué podría quemar?
¿Afecta o puede afectar a personas o estructuras?
¿Cuantos recursos me va a consumir vigilar un incendio en estas condiciones?

Actualmente contamos con cantidad de medios a nuestro alcance que nos permiten hacer todas estas valoraciones y reflexiones en un corto espacio de tiempo, si a ello le sumamos la preparación y profesionalidad de la gran mayoría de personal al cargo de los dispositivos de incendios, sólo hace falta un poco de concienciación de la potencia de esta herramienta y un trabajo de formación, asesoramiento y aprendizaje, serio y riguroso, de los políticos y la sociedad para que comprendan que el fuego también puede ser un aliado y no sólo el enemigo al que hay que vencer a toda costa.

Gestionar un incendio de esta manera tiene un potencial increíble como herramienta de manejo de la vegetación, si bien puede ser un arma de doble filo, nos servirá para bajar cargas de combustible de manera controlada, ahorrándonos futuras actuaciones o quemas prescritas con la consecuente reserva de recursos que podemos destinar a otras acciones.

   


 


Javier Pérez-Olivares trabaja como técnico de la UMMT integrada en el SEIF Cuenca durante la campaña. En invierno es estudiante de MasterFuego entre otras ocupaciones. Con el SEIF Cuenca ha colaborado en los siguientes proyectos:
  •  Estudio, análisis y cartografía de incendios históricos en la provincia de Cuenca.
  • Análisis de las condiciones meteorológicas en los grandes incendios de la provincia.
  • Instalación de una red de estaciones meteorológicas on-line del SEIF Cuenca.

Tiene prevista la realización del prácticum de Masterfuego sobre las siguientes materias:
  • Estudio de la regeneración tras el incendio de Reillo 2012.
  • Seguimiento de la evolución de las parcelas donde se han realizado quemas prescritas. 
  • Simulaciones computacionales de incendios para la redacción del Plan de Defensa de la Serranía Alta de Cuenca.

Comentarios

Entradas populares