Extinguir en veranos revueltos.

El verano de 2015 está siendo complicado. La ola de calor que ha batido record de duración durante el mes de julio ha reducido a mínimos el estado hídrico de la vegetación forestal y eso se ha traducido en los grandes incendios forestales que estamos teniendo: Zaragoza, Jaén, Cáceres, León, Guadalajara, Barcelona, Zamora, Toledo, Murcia, etc...

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Estos días son muy tensos para todos los dispositivos de extinción de incendios. A primera hora de la mañana revisamos los índices de peligro y los modelos que nos determinan el estado de la vegetación y su disponibilidad para arder. Consultamos la inestabilidad y la humedad de la atmósfera en nuestra zona y tratamos de acotar las zonas donde el peligro es, si cabe, mayor que en el resto. En realidad este es el trabajo diario en los centros de coordinación, pero estos días toca ser especialmente meticuloso, sabedores de que cualquier detalle puede ser importante.

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Durante las horas centrales del día, cualquier alarma puede ser un gran incendio en potencia y por eso no nos conformamos con movilizar los medios denominados de despacho automático (medios que se movilizan automáticamente ante una alarma en su zona), sino que se movilizan más recursos con el objetivo de buscar contundencia en los primeros momentos que se convierten en críticos. Se trata de anticiparse a lo que pueda venir.

Comportamiento extremo del incendio de Quesada (Jaén).


Pero las condiciones meteorológicas son muy adversas y, cuando los factores se alinean, los incendios superan lo que denominamos la "capacidad de extinción". Es decir, son incendios que se propagan a una velocidad y que generan una intensidad que es superior a la que los dispositivos podemos extinguir. Es el momento que todos nos tememos y trabajamos para evitar que ocurra: el incendio se descontrola.

Temible columna covectiva del incendio de Acebo. Fuente.

Primeros momentos del incendio de Acebo (Cáceres) en plena Sierra de Gata con el incendio fuera de capacidad de extición. Fuente.




En Asturias no es nada habitual este tipo de comportamientos tan intensos en verano Fuente

Primera evolución del incendio de Ódena (Barcelona) que marcaba la imposibilidad de contener la cabeza. Fuente

Todos los miembros de los dispositivos de extinción somos conscientes de la facilidad que estos días pueden tener los incendios para descontrolarse. La seriedad y profesionalidad con que las cuadrillas acuden a los avisos queda patente. Se nota la preocupación, pero también la entrega. Todos hacemos hincapié en las medidas de seguridad y en la necesidad de trabajar en equipo. Este es nuestro trabajo y vamos a hacerlo todo lo bien que sabemos.


A primeros del mes de julio el incendio forestal de Luna (Zaragoza) nos sorprendió por su marcado carácter convectivo. Fuente

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